ASCENSO A PRIMERA DIVISIÓN
Después de 8 años en la Segunda División, llegó el ansiado título que además significó el ascenso a la Primera División. La corona fue conseguida el 9 de enero de 1962, en la Ciudad Universitaria, con un triunfo sobre el Cataluña de Torreón por 5 goles a 1. Los anotadores universitarios fueron Lorenzo García (2), Carlos Calderón de la Barca (2) y Manolo Rodríguez. Tras la conclusión del juego, la fiesta se desató y la multitud invadió la cancha, para poder cargar en hombros a sus héroes. El primer paso hacia la consolidación de un gran equipo estaba dado. Al día siguiente, los jugadores fueron recibidos y felicitados por el rector, Ignacio Chávez Sánchez, en sus oficinas del sexto piso de la Torre de Rectoría.
Universidad fue el equipo más goleador del torneo, con 78 anotaciones. Como dato curioso, Lorenzo García y Carlos Calderón de la Barca compartieron el campeonato de goleo individual con 21 tantos. El entrenador fue Octavio Vial, a quien apodaban "La Pulga" por su tamaño menudo, quien sustituyó a Héctor Ortiz a partir del torneo 1960-1961. Vial ocupa un sitio de honor no sólo en la historia de la U.N.A.M., sino en la del futbol mexicano en general.
Universidad fue el equipo más goleador del torneo, con 78 anotaciones. Como dato curioso, Lorenzo García y Carlos Calderón de la Barca compartieron el campeonato de goleo individual con 21 tantos. El entrenador fue Octavio Vial, a quien apodaban "La Pulga" por su tamaño menudo, quien sustituyó a Héctor Ortiz a partir del torneo 1960-1961. Vial ocupa un sitio de honor no sólo en la historia de la U.N.A.M., sino en la del futbol mexicano en general.
La leyenda comenzaba a tomar forma.
Tras un periodo de dos años en el que Alfonso "El Pescado" Portugal estuvo al frente de los universitarios, el español Ángel Zubieta se hizo cargo y de nuevo se abrieron las puertas a los extranjeros. En 1972 llegaron al equipo el serbio Velibor "Bora" Milutinovic y, con Miguel Mejía Barón, Héctor Sanabria, Arturo Vázquez Ayala, José Luis "Pareja" López, Leonardo Cuéllar, y luego Cabinho, que llegó en julio de 1974, el equipo comenzaba a adquirir su personalidad especial que se consolidaría en la segunda mitad de la década.
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